Qué imagen viene a tu mente cuando escuchas la palabra HOLOCAUSTO?
En el estudio anterior hablamos sobre el principio bíblico de la expiación, y de cómo en la Moisés se establecieron oficialmente ciertos sacrificios de animales a fin de cubrir temporalmente el pecado del pueblo y permitir la comunión con Dios. Establecimos que estos sacrificios fracasaron en remover la culpa del hombre, pero cumplieron una función primordial como precedente para el sacrificio perfecto del Cordero de Dios, quien se entregó voluntariamente para llevar el castigo que merecíamos en la cruz, a fin de reestablecer nuestra relación con el Padre.
El profeta Isaías habló inspirado por el Espíritu Santo aproximadamente 700 años antes del nacimiento de Cristo, y describió al Mesías esperado de Israel como el cordero designado para cargar con el pecado del pueblo:
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.”
(Is 53:5-7)
Volviendo al libro de Levítico, los capítulos del 1 al 7 detallan los diferentes tipos de ofrendas establecidas en la Ley de Moisés: la ofrenda quemada, la ofrenda de granos, las ofrendas de paz, la ofrenda por el pecado, y la ofrenda por la culpa. Nuestro objetivo durante estos primeros estudios será el de descubrir de qué forma estas cinco ofrendas prefiguran la obra de Cristo y cómo podemos aplicar los principios eternos de la Palabra de Dios en el contexto actual en el que vivimos.
En el primer capítulo del libro hallamos la ofrenda quemada, ofrenda encendida, u holocausto. Como su nombre lo indica, la totalidad del animal, en este caso un macho sin defecto, era consumido por el fuego sobre el altar a la entrada de la Tienda de Reunión. La víctima podía ser un becerro, un macho de entre las ovejas, las cabras, o inclusive el macho de la paloma o de la tórtola, en el caso de las familias pobres. El objetivo fundamental del sacrificio era el de hacer expiación por el pecado en general, pero también se practicaba como acto voluntario de adoración a Dios, con el fin de llamar su atención y obtener su favor, ya que se decía que el humo del sacrificio subía con olor fragante delante de su presencia.
En realidad no podemos limitar el holocausto a la época del Tabernáculo, ya que la Biblia menciona los holocaustos ofrecidos por Job a favor de sus hijos, por Noé al salir con su familia del arca, y por Abraham en lugar de su hijo Isaac mucho antes de la Ley. El mundo antiguo parecía comprender y aplicar el principio bíblico de la sustitución casi de manera intuitiva. Recordemos la historia de Adán y Eva, y de cómo Dios mismo debió sacrificar el primer animal a fin de vestirlos con túnicas de piel.
Aunque no tenemos detalles de cómo los primeros hombres aprendieron estos conceptos primordiales, sabemos que ellos identificaron la vida con la sangre, tal como lo establece la Palabra de Dios. Desgraciadamente, numerosas cultural paganas llegaron a tergiversar el uso sagrado de los sacrificios, y los incorporaron en el culto a sus ídolos, incluyendo prácticas repulsivas que Dios condena. Aún otros dentro de la tradición hebrea, aunque obedientes en su forma exterior, fallaron en comprender los principios eternos sobre los cuales se estableció la Ley Mosaica.
El profeta Oseas hablando de parte de Dios dijo estas palabras:
Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos (Os 6.6)
Cuál es el sentido del holocausto? La NTV lo pone así:
Quiero que demuestren amor, no que ofrezcan sacrificios. Más que ofrendas quemadas, quiero que me conozcan.
También el rey David dice en su conocido Salmo 51:16-17, donde se arrepiente de su pecado personal:
Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto.
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Vamos a seguir con la NTV aquí, v.17:
El sacrificio que sí deseas es un espíritu quebrantado; tú no rechazarás un corazón arrepentido…
Está claro que ninguna cantidad de sacrificio puede sustituir el amor y la obediencia a Dios. No existe nada más repugnante delante de Dios que una ofrenda que viene de un corazón rebelde y carente de arrepentimiento.
El holocausto era un sacrificio voluntario, pero debía ofrecerse en una actitud de total obediencia y amor a Dios. De la misma manera que la víctima ardía y se consumía totalmente sobre el altar, el oferente estaba sujeto en sumisión a Dios.
El mayor ejemplo de esa obediencia perfecta está en el mismo Jesús, en quien se cumplieron las palabras del Salmo 40:6-8:
Sacrificio y ofrenda no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado.
Entonces dije: He aquí, vengo; En el rollo del libro está escrito de mí;
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.
Recuerda que el sentido de los sacrificios es la obediencia, de la misma forma, si no tenemos la actitud correcta, nuestras buenas obras quedarán sin ningún efecto delante de Dios. Permíteme dejarte con este v. que se encuentra en 1 Samuel 15:22:
¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios…
Que Dios continúe bendiciéndote.
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