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Foto del escritorIvonne Montejo

Zacarías 3 y el Misterio del Arca de la Alianza

Actualizado: 22 oct 2023

Estimado lector/oyente de Letra y Espíritu, probablemente recordarás de nuestro último estudio bíblico, que continuamos hablando sobre el Gran Día de la Expiación, visto desde la perspectiva de la Segunda Venida de Cristo. Para mí este es un tema fascinante y muy amplio, ya que hay diferentes aspectos de las fiestas bíblicas que se encuentran reflejados en la literatura apocalíptica a lo largo de toda la Biblia, y que pueden ayudarnos a interpretar mejor los eventos de los últimos tiempos. En el caso de nuestro reciente encuentro, estuvimos escarbando en el aspecto judicial del Día de la Expiación y llegamos hasta el capítulo 3 del libro del profeta Zacarías, donde encontramos una imagen profética del Día del Señor y el Juicio del Remanente en la Visión del Sumo Sacerdote Josué.


¿Recuerdas cuando hablamos de la misteriosa piedra con siete ojos ó facetas, y su simbolismo profético? Pues bien, en el estudio bíblico de esta semana te propongo otra posible explicación al enigma de la piedra, y una que (otra vez) tiene todo que ver con la ceremonia que realizaba el Sumo Sacerdote en el Gran Día de Yom Kippur. Así que si tienes alma de investigador, mente abierta, y quieres llegar al fondo de este asunto, te invito a que me acompañes a escudriñar la Biblia! ¿Qué implicación pudiera tener la piedra de Zacarías 3 en el actual conflicto entre Israel y Palestina? ¿Qué tiene que ver esta piedra con el Día de la Expiación y el regreso del Mesías?

Zacarías 3:1-10 NBLA

Entonces me mostró al sumo sacerdote Josué, que estaba delante del ángel del Señor; y Satanás estaba a su derecha para acusarlo. Y el ángel del Señor dijo a Satanás: «El Señor te reprenda, Satanás. Repréndate el Señor que ha escogido a Jerusalén. ¿No es este un tizón arrebatado del fuego?».

Josué estaba vestido de ropas sucias, en pie delante del ángel. Y este habló, y dijo a los que estaban delante de él: «Quítenle las ropas sucias». Y a él le dijo: «Mira, he quitado de ti tu iniquidad y te vestiré con ropas de gala». Después dijo: «Que le pongan un turbante limpio en la cabeza». Y le pusieron un turbante limpio en la cabeza y le vistieron con ropas de gala; y el ángel del Señor estaba allí.

Entonces el ángel del Señor amonestó a Josué, diciendo: «Así dice el Señor de los ejércitos: “Si andas en Mis caminos, y si guardas Mis ordenanzas, también tú gobernarás Mi casa. Además tendrás a tu cargo Mis atrios y te daré libre acceso entre estos que están aquí. Escucha ahora, Josué, sumo sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan ante ti, que son hombres de presagio, pues Yo voy a traer a Mi siervo, el Renuevo. Porque la piedra que he puesto delante de Josué, sobre esta única piedra hay siete ojos. Yo grabaré una inscripción en ella”, declara el Señor de los ejércitos, “y quitaré la iniquidad de esta tierra en un solo día. Aquel día”, declara el Señor de los ejércitos, “convidará cada uno a su prójimo bajo su parra y bajo su higuera”».

Estimado lector/oyente, la visión que acabamos de leer es una representación apocalíptica del Gran Día de la Expiación. Seguramente ya conoces que este era el único día del año en el que sólamente el Sumo Sacerdote de Israel, entraba en el Santo de los Santos, el recinto interior del Santuario, donde estaba colocada el Arca del Testimonio.


Al entrar más allá del velo que ocultaba el Arca de los ojos del pueblo y aún de los sacerdotes comunes, el Sumo Sacerdote se exponía a la misma Presencia shekinah de Dios, manifestada de forma especial sobre la cubierta del Arca, llamada también el propiciatorio. Desafortunadamente y a causa de sus impurezas personales, las de su familia y las del pueblo, el Sacerdote no podía simplemente entrar allí para disfrutar de la Presencia Divina, o para comunicarse con ella; su función era la de expiar (cubrir) el pecado.


Después de prepararse mediante un período de aislamiento de siete días, el Sumo Sacerdote se presentaba en el Templo para ofrecer los sacrificios permanentes y suplementarios del día, vestido ceremonialmente con las ocho prendas descritas en la Torah. Cuatro de estas prendas (la túnica, los pantalones, el cinto y el turbante) estaban hechas de lino blanco y eran compartidas por los sacerdotes comunes; mientras que las restantes cuatro (el pectoral, el chaleco, la capa y la corona) eran típicas del Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) y su diseño era colorido, con detalles de oro y piedras preciosas.


Cuando llegaba el momento de entrar detrás del velo hacia el Santo de los Santos, el Sacerdote estaba obligado a tomar un baño ritual y vestirse sólamente con las prendas de lino blanco. En cierto sentido, él se estaba despojando de toda su gloria y distinción cada vez que entraba para expiar el pecado del pueblo. Esto me recuerda a nuestro Gran Sumo Sacerdote, Jesús, quien se despojó de Su gloria y se vistió de humanidad para obrar nuestra redención. Curiosamente, el Sumo Sacerdote de Zacarías 3 también es llamado Jehová es Salvación pero no es el Mesías mismo, sino el líder espiritual del Remanente judío que había regresado de la cautividad babilónica para reconstruir el Templo y la ciudad de Jerusalén. Ahora bien, no podemos perder de vista que estamos hablando de un personaje real y simbólico a la vez. Como indica el verso 8, Josué y sus compañeros son una señal profética para los últimos tiempos!


Hay una razón profética por la que Zacarías vé a este hombre vestido de inmundicia, literalmente de excremento, delante del Señor y a Satanás persiguiendo un caso legal en su contra. No sólo es esta una condición en la que Josué no podía expiar el pecado del pueblo (ó el suyo propio), sino que representa una situación de inminente peligro para la nación de Israel, cuya condición espiritual ha provocado el justo juicio de Dios.

En otras palabras, sabemos que debido a la prevalencia de la iniquidad y la perversión moral del pueblo, Dios permitirá que Israel sea probado en los últimos tiempos. De la misma manera que Satanás se acercó para acusar legalmente a Josué delante del Ángel de Jehová, el Remanente de este pueblo será puesto en tela de juicio y todas sus obras de justicia religiosa parecerán, al decir del profeta Isaías, como trapo de inmundicia delante de Él. Sólamente mediante la gracia y el favor de Dios, manifestados en el Mesías Yeshúa, Israel será librado de sus enemigos y justificado en aquel Día Final, pero ¿Cómo sucederá esto?


Bueno, es probable que usted esté pensando que ellos verán la señal del Hijo del Hombre en el cielo y llorarán con profundo arrepentimiento, como indica el capítulo 12 de Zacarías, verso 10, pero el propio contexto de este pasaje parece indicar que primeramente los habitantes de Jerusalén serán sobrecogidos por tal espíritu de gracia y de oración, que serán ellos mismos quienes provoquen la intervención de Dios a su favor. ¿Y qué dijo Jesús acerca de su regreso en Mateo 23:38-39? Por tanto, la casa de ustedes se les deja desierta (refiriéndose a la destrucción del Templo en el año 70). Porque les digo que desde ahora en adelante no me verán más hasta que digan: “Bendito Aquel que viene en el nombre del Señor”».


Jesús citó el Salmo 118 con relación a su regreso a Jerusalén, pero lo hizo dos capítulos después de la Entrada Triunfal. Él sabía que este pasaje formaba parte del espíritu de la celebración cada año, pero la profecía mesiánica en él sólo alcanzaría su pleno cumplimiento en el contexto de Su Segunda Venida. Curiosamente, este mismo Salmo habla sobre naciones rodeando a Jerusalén y sobre una piedra que tomará el papel protagónico en el Día del Señor: La piedra que los constructores despreciaron se ha convertido en la piedra principal (v. 22). Y claro que la piedra de Zacarías 3 representa al Mesías, el Retoño, la Raíz de David! En nuestro último estudio explicamos un detalle super interesante sobre el término piedra en el hebreo pictográfico: La continuidad de la casa de David, el Hijo.


David llamó al Señor la piedra de refugio contra el poder de sus enemigos y la roca de salvación. El profeta Daniel habló de la piedra cortada no por manos humanas, la cual golpeó el sistema de este mundo y lo convirtió en polvo; entonces la roca se volvió un monte que llenó toda la Tierra. También el profeta Isaías dijo que el Mesías se convertiría en piedra de tropiezo y roca de escándalo para las dos casas de Israel (8:14); sin embargo, vendría a ser la piedra de fundamento en Sión, una piedra probada, angular, preciosa, fundamental, bien colocada (Isaías 28:16). La idea de la Piedra Angular ó la piedra de esquina ha sido tomada del contexto de la construcción y se refiere a la primera que se coloca en el fundamento. Ningún edificio puede permanecer en pie si no tiene un fundamento, pero todo fundamento requiere de una guía.


El apóstol Pablo llamó a Jesús la Piedra Principal del Templo espiritual que conforma la Iglesia en Efesios 2:20. Él escribió a los Corintios: Cada uno debe tener cuidado de cómo construye, pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, que es Jesucristo (1 Corintios 3:10-11). ¿De dónde obtuvo Pablo esta idea de que el Mesías sería la Piedra Fundamental en el Templo del Señor? En primer lugar, el apóstol entendía que, de acuerdo con la literatura profética del Antiguo Testamento, la figura del verdadero Mesías de Israel está inevitablemente conectada con la renovación espiritual de Israel y la restauración del Templo de Jerusalén como lugar de culto. Veamos lo que dijo Zacarías al respecto:


Zacarías 6:12-13 NBLA

“Así dice el Señor de los ejércitos: ‘Vendrá un hombre cuyo nombre es Renuevo, porque Él brotará del lugar donde está y reedificará el templo del Señor. Sí, Él reedificará el templo del Señor, y Él llevará gloria y se sentará y gobernará en Su trono. Será sacerdote sobre Su trono y habrá consejo de paz entre los dos oficios’”».


Aunque parte de esta profecía se cumplió durante los años post-exilio cuando Zorobabel, del linaje real de David, encabezó la reconstrucción del Segundo Templo, es obvio que este fue gobernador de Judá pero nunca ofició como Sacerdote. De hecho, no existe en la historia bíblica ninguna ocurrencia de un rey de Israel que haya ejercido legalmente el sacerdocio, ya que ambas funciones estaban permanentemente separadas. Por esta razón, el autor de la Carta a los Hebreos compara a Jesús con el Melquisedec, este misterioso personaje en Génesis 14, al que se describe como Rey de Salem y Sacerdote del Díos Altísimo.


No sólo Zacarías, también Ezequiel, Amós, Isaías y Hageo hablaron sobre la existencia de un Templo físico en Jerusalén durante la era Mesiánica, por ejemplo:


Amós 9:11-12 NBLA

»En aquel día levantaré el tabernáculo caído de David, repararé sus brechas, levantaré sus ruinas, y lo reedificaré como en el tiempo pasado, para que tomen posesión del remanente de Edom y de todas las naciones donde se invoca Mi nombre» Declara el Señor, que hace esto.


Isaías 2:2-6 NBLA

Acontecerá en los postreros días, que el monte de la casa del Señor será establecido como cabeza de los montes (...) Y confluirán a él todas las naciones. Vendrán muchos pueblos, y dirán:

«Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob, para que nos enseñe acerca de Sus caminos, y andemos en Sus sendas».

Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor.


Hageo 2:7 y 9 NBLA

Y haré temblar a todas las naciones; vendrán entonces los tesoros de todas las naciones, y Yo llenaré de gloria esta casa”, dice el Señor de los Ejércitos (...)“La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera”, dice el Señor de los ejércitos, “y en este lugar daré paz”...


Con respecto al libro del profeta Ezequiel, los capítulos 40 al 48 contienen uno de los relatos más increíbles sobre la construcción de un supuesto Santuario en la ciudad de Jerusalén. Aunque no se especifica directamente que el Mesías lo construirá, la descripción del este lugar en Ezequiel es tan detallada y prominente, que resulta imposible no ver en ella una alusión directa a un Tercer Templo que estará en operación durante la Era Mesiánica.


Ezequiel 43:6-7 NBLA

Y oí a uno que me hablaba desde el templo, y me dijo: «Hijo de hombre, este es el lugar de Mi trono, el lugar de las plantas de Mis pies, donde habitaré entre los israelitas para siempre.


El segundo motivo por el que Pablo entendió que Jesús debía ser llamado la Piedra Principal es porque este era un concepto práctico y ampliamente conocido. Es decir, en tiempos de los primeros apóstoles y hasta ahora existe en Jerusalén una piedra conocida como la Piedra del Fundamento.


La "Piedra del Fundamento" (Even haShetiyyah, en hebreo) es una gran roca que se encuentra albergada al interior de la Cúpula Dorada en Jerusalén, conocida comúnmente como la Cúpula de la Roca, en el centro de la explanada del Templo. El judaismo rabínico considera esta piedra como el lugar desde donde el mundo fue creado, el punto central de la Tierra, y la roca sobre la cual nuestro patriarca Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac. Para el Islam, esta es la roca sagrada desde la cual su profeta ascendió al cielo en una suerte de viaje espiritual nocturno; por lo que, a pesar de que Mahoma nunca estuvo físicamente en Jerusalén, la Piedra del Fundamento se convirtió desde el siglo VII d. C. en el sitio religioso más disputado y controversial del mundo.


Ahora bien, usted se preguntará: Más allá de su valor histórico y cultural, ¿por qué debería importarnos este tema? Para responder a esa pregunta, permítame volver brevemente a nuestro relato sobre el Día de la Expiación.


En el Día de Yom Kippur, cuando el Sumo Sacerdote entraba al Lugar Santísimo para expiar el pecado, su función principal era la de esparcir parte de la sangre de los sacrificios animales prescritos sobre el propiciatorio del Arca. Al hacer esto, el Sacerdote estaba ofreciendo un rescate apropiado por la vida del pueblo, pero también limpiando el Santuario de todas las impurezas, rebeliones y pecados de los hijos de Israel. Veamos cómo lo hacía:


Levítico 16:14-16

Tomará luego de la sangre del becerro, y la rociará con su dedo hacia el propiciatorio al lado oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su dedo siete veces de aquella sangre. Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio.

Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados; de la misma manera hará también al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas.


No hay duda de que el Arca del Pacto jugaba un papel fundamental en los rituales de expiación y purificación del Santuario, al menos durante los años del Tabernáculo en el desierto y el Primer Templo (Templo de Salomón), porque para el momento en que se terminó de contruir el Segundo Templo en el año 515 a. C. ya no había Arca que ocupara el Lugar Santísimo! Mucho menos en el Primer Siglo, cuando el mismo Templo fue ampliamente renovado y embellecido por Herodes el Grande, había un Arca en el recinto interior del Santuario.


Para ponernos en perspectiva, el Arca original que guardaba en su interior las Tablas de la Ley, ya había desaparecido para la época post-exílica de Zacarías y Josué, el Sumo Sacerdote de nuestra visión. Y si el Arca ya no estaba, exactamente qué había en el Lugar Santísimo? ¿Cómo realizaba el Sumo Sacerdote el ritual preescrito para el Día de la Expiación? De acuerdo con la tradición rabínica, el Santo de los Santos en el Segundo Templo estaba vacío con excepción una sola cosa: la Piedra del Fundamento! Esta roca, que marcaba el lugar donde alguna vez había estado el Santuario en el Primer Templo, tomó hasta cierto punto el lugar del Arca, pues sobre ella rociaba el Sumo Sacerdote la sangre de los sacrificios por el pecado en el Gran Día de Yom Kippur.


Curiosamente, mientras el Sacerdote santificaba la histórica roca del Templo en el Primer Siglo, la Roca de los Siglos se paseaba por las polvorientas calles y veredas de Tierra Santa. Ciertamente, el Segundo Templo era un edificio imponente, sí pero carecía de aquellos objetos sagrados que habían hecho del Primer Templo un lugar único y especial en la Tierra. Quizá esta era la excusa perfecta de Dios para hacer que la gente quitara su mirada de la élite religiosa y la pusiera sobre el humilde Maestro de Galilea. Al decir del profeta, no tenía belleza ni esplendor; su aspecto no era atrayente, pero Él era el Arca Viviente, la Presencia Manifiesta del Dios Invisible, el Tabernáculo de Dios con nosotros.


Por ese tiempo se cumplió la Palabra que dice: Vendrá de repente a Su templo el Señor a quien ustedes buscan; el mensajero del pacto en quien ustedes se complacen (Malaquías 3:1 NBLA). El testimonio de los que vieron a Jesús fue este: La Palabra se encarnó y habitó entre nosotros; y vimos su gloria, la que le corresponde como Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad (Juan1:14 BLP). ¡Qué maravilloso pensamiento! Mientras el Lugar Santísimo permanecía vacío, la Presencia de Dios traspasó el umbral del Templo para hacer morada entre la gente común. Jesús es la manifestación de la gloria Shekinah de Dios y Él es la Palabra (La Torah) hecha carne!


Volviendo a nuestro pasaje de Zacarías 3, el verso 9 cobra vida cuando entendemos su contexto original. El Señor le había encargado al Sacerdote Josué la reconstrucción del Templo, pero el Arca ya no podía ser hallada. En su lugar, el Ángel de Jehová le mostró a Josué una piedra, la piedra principal del edificio del Templo. El Señor esperaba que el Remanente de Judá fuera fiel en completar la obra que había comenzado. Los siete ojos en la piedra representan la Omnisciencia de Dios, Su constante vigilancia y especial cuidado para con Jerusalén (Zacarías 4:10). ¿No podría el Eterno poner Su Casa en cualquier otro lugar del mundo? Observe la respuesta del Ángel de Jehová: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda (v. 2).


El Señor volverá a levantarse un Santuario para todas las naciones en la Ciudad de Jerusalén y en el lugar donde está la Piedra del Fundamento, cualquiera que sea realmente, pues Él dijo respecto de Sión: Este es para siempre el lugar de mi reposo. Aquí habitaré... (Salmo 132:14). Judíos y cristianos sabemos que cuando el Mesías venga, él gobernará desde Sión. ¿Cómo sucederá esto? Pienso que parte de la respuesta pudiera encontrarse en este pasaje. El Señor le dijo a Zacarías: He aquí aquella piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré el pecado de la tierra en un día.


¿Cómo deberíamos interpretar la frase: Yo (Jehová) grabaré su escultura? Algunas traducciones desechan la palabra escultura y la sustituyan por inscripción: En ella pondré una inscripción. En nuestro útimo estudio hablamos de la inscripción como una especie de veredicto vaforable que Dios emitirá sobre Israel al final de los tiempos. Esta idea está muy a tono con el espíritu de este pasaje, pero no es la única posibilidad. Algunos estudiosos de la profecía ven aquí una clara referencia a la construcción del Tercer Templo en Jerusalén; por supuesto, esta interpretación es bastante plausible y se basa en el sentido y contexto original de la visión, del cual ya hemos hablado.


Si usted es alguien que sigue los últimos acontecimientos en Tierra Santa, sabrá que existe un Instituto del Templo y un Museo del Templo en Jerusalén los cuales se han encargado de recrear los muebles, instrumentos musicales, vestimentas sacerdotales y demás utensilios para el servicio del futuro Santuario. Este es un proyecto tan ambicioso, en el mejor sentido de la palabra, que un Tercer Templo podría construirse y resumir operaciones mañana mismo con todo lo que lleva, incluída una réplica bíblicamente viable del Arca del Pacto. Ahora bien, no importan cuan exacta y gloriosa sea esta réplica del Arca, la Escritura parece implicar que no habrá una réplica del Arca en el Santo de los Santos durante el Reino Mesiánico.


Jeremías 3:16-17 NBLA

En aquellos días, cuando ustedes se multipliquen y crezcan en la tierra», declara el Señor, «no se dirá más: “Arca del pacto del Señor”. No les vendrá a la mente ni la recordarán, no la echarán de menos ni será hecha de nuevo. En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: “Trono del Señor”; y todas las naciones acudirán a ella...


Teniendo en cuenta que ya existe una réplica del Arca del Pacto, cómo pudiéramos entender este pasaje con relación a la construcción de un Tercer Templo? Es decir, durante el Milenio, el Mesías mismo será el Arca, pero qué sucederá mientras tanto? ¿Sería posible que el Arca original haga su aparición en escena, en algún punto antes o durante el Gran Día del Señor?


El Libro de Apocalipsis y algunos textos extra bíblicos parecen implicar que el hallazgo del Arca original pudiera jugar un papel esencial en la restauración espiritual de Israel en los últimos tiempos. Por ejemplo, el Arca aparece en el capítulo 11 de Apocalipsis en el contexto de la muerte y resurrección de los dos testigos. Para obtener una perspectiva más amplia de esta pasaje, leeremos parte del verso 12.


Apocalipsis 11:12-13 NBLA

Entonces ellos oyeron una gran voz del cielo que les decía: «Suban acá». Y subieron al cielo en la nube, y sus enemigos los vieron. En aquella misma hora hubo un gran terremoto y la décima parte de la ciudad (de Jerusalén) se derrumbó, y siete mil personas murieron en el terremoto, y los demás, aterrorizados, dieron gloria al Dios del cielo.


Antes de continuar, quiero recordarle que este terremoto y el ascenso de los dos testigos al cielo es un precedente importante para la Primera Resurrección y el Rapto (Puedes leer más sobre el tema en nuestra página web.). Continuemos leyendo en el verso 19. ¿Por qué crees que el apóstol Juan vé el Arca del Pacto en el cielo, poco después del terrible terremoto de los versos anteriores: El templo de Dios que está en el cielo fue abierto; y el arca de Su pacto se veía en Su templo, y hubo relámpagos, voces y truenos, y un terremoto y una fuerte granizada (v. 19).


Usted estará de acuerdo conmigo en que no hace falta un Arca del Pacto en el cielo, verdad? Quizá la idea que busca transmitir esta visión del Arca es que, de alguna manera, el Arca original será encontrada en la ciudad de Jerusalén poco antes de que comience el Gran Día del Señor. De hecho, la expectativa de que el Arca original sea encontrada alrededor de la llegada del Mesías no es totalmente infundada, sino que forma parte de la escatología judía y se basa en la antigua creencia de que el Arca nunca cayó en manos de los enemigos de Israel, sino que fue sacada del Primer Templo y colocada en un lugar seguro donde permanece hasta el día de hoy.


Por ejemplo, el profeta Jeremías es mencionado en el contexto de la desaparición del Arca del Pacto en algunos textos apócrifos y deuterocanónicos, es decir, textos que no son aceptados por todas las denominaciones cristianas como parte del canon bíblico. Uno de los textos más citados sobre Jeremías y el Arca se encuentra en el Segundo Libro de los Macabeos, que forma parte del Antiguo Testamento en las Biblias católicas y ortodoxas. Veamos lo que dice:


2 Macabeos 2:4-8 DHH

Estaba escrito también en ese documento que el profeta, por instrucciones de Dios, se había hecho acompañar por la tienda del encuentro con Dios y el arca de la alianza, y que se había dirigido al monte desde el cual Moisés había visto la tierra prometida por Dios, y que, al llegar allí, Jeremías había encontrado una cueva, en la que depositó el arca de la alianza, la tienda y el altar de los inciensos, después de lo cual tapó la entrada.

Algunos de los acompañantes volvieron después para poner señales en el camino, pero ya no pudieron encontrarlo. Jeremías, al saber esto, los reprendió diciéndoles: “Ese lugar debe quedar desconocido hasta que Dios tenga compasión de su pueblo y vuelva a reunirlo. Entonces el Señor hará conocer nuevamente esos objetos; y aparecerán la gloria del Señor y la nube, como aparecieron en tiempos de Moisés y cuando Salomón pidió al Señor que el templo fuera gloriosamente consagrado.”


Como habrás notado, este pasaje sugiere que Jeremías, por orden de Dios, escondió el Arca y el Tabernáculo en un lugar secreto cercano al Monte Nebo (actual territorio de Jordania), y que este lugar permanecerá desconocido hasta que el Eterno decida revelarlo. Desde luego, esta no es la única hipótesis sobre el paradero del Arca. También hay teorías que sugieren que el Rey Salomón, anticipando la futura destrucción del Primer Templo, creó un mecanismo para esconder o trasladar el Arca a un lugar seguro al interior del Monte del Templo, donde fue descubierta por un rabino en el siglo XX.


Yehuda Getz, quien fuera Rabino del Muro Occidental (Muro de las Lamentaciones) durante los años 80, era conocido por su interés en los túneles y cavidades debajo del Monte del Templo. Se dice que, en su afán por encontrar la ubicación del Arca, el rabino condujo una serie de excavaciones e investigaciones secretas en esta zona. Durante las excavaciones con su equipo, Getz llegó a un punto en el que dijo haber vivido profundas experiencias espirituales y afirmó haber encontrado una cueva subterránea cercana a la cámara del Arca. Desgraciadamente, sus declaraciones desataron gran controversia y las excavaciones en el área fueron abruptamente suspendidas por las autoridades antes de que se pudiera llegar a una conclusión definitiva sobre el hallazgo.


¿Se encuentra el Arca en alguna cámara subterránea debajo de la explanada de las mezquitas en Jerusalén? No lo sabemos. Por razones obvias, el testimonio del Rabino Getz es altamente controversial y no existe al presente ninguna evidencia arqueológica que lo confirme. De cualquier manera, me parece que esta hipótesis pudiera tener alguna conexión con la misteriosa inscripción de la piedra en Zacarías 3:9, la cual se nos presenta en relación con el Gran Día de la Expiación. Zacarías nos dice que el Señor mismo es quien escribirá en la piedra; sin embargo, la frase original en el hebreo antiguo pudiera tener implicaciones mucho mayores. En este caso, una forma aceptable de leer el verso 9 pudiera ser: Yo abriré una brecha en la piedra”, declara el Señor de los ejércitos, “y quitaré la iniquidad de esta tierra en un solo día (H6605, H6603).


Estimado lector/ oyente, qué te parece este tema? ¿Crees que el Señor abrirá una brecha en la roca y dejará al descubierto el Arca del Pacto en los últimos días antes del regreso del Mesías? Y si así fuera ¿qué papel crees que jugará el Arca en la restauración espiritual del Remanente de Israel?

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2 commentaires


Eduardo
Eduardo
22 oct. 2023

Disfruto de tu estudio tomando un capuchino y mirando desde la ventana como caen los primeros copos de nieve....

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Eduardo
Eduardo
22 oct. 2023

Hola Ivonne!!!!. Muy profunda, compleja y controversial la senda por donde transitas. Interpretar las profecías del Antiguo Testamento es realmente complicado. Yo prefiero interpretarlas a la luz del Nuevo testamento. Los Apóstoles vieron en Jesús el cumplimiento de todas ellas. Se construirá un Nuevo templo?. Hmmmm . Cuándo?Con qué propósito?. Qué dice el Nuevo Testamento de este tema?Seguramente ahondarás en este escabroso tema. Yo por el momento solo te llamo la atención de un texto de Amós que mencionas( 9:11). Los Apóstoles vieron en el una profecía totalmente cumplida con la conversión de los gentiles.

Hechos 15:14-18

[14]Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.

[15]Y con esto…

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